Se cierra una puerta, pero se abre una ventana.

Ya, después de un día de autocompadecimiento, al fin estoy de regreso. Faltó un tarrón de helado napolitano y unas galletas Oreo para ponerme en mis cinco.



Ah, que dijeron, está mal. Pues mentira, sólo hizo falta una regañina a mi misma. (auqnue si, mordí una galleta >.< ). Después de ver que hay gente en verdad peor, me quedé casi casi mirándome y con ganas de golpearme. (Gracias a Dios no lo hice, tengo la mano un poquitín pesada).



Y es así como me despierto de mi letargo medio fatalista de "Me quiero morir... *lágrimas*... me quiero morir *pañuelo, mocos, lágrimas* y etc".



En parte se los debo a todas ustedes, muchas gracias chicas por su apoyo, la verdad no sé que haría sin él. Y además, de que mi pá tiene razón, ahora paa el año que viene sacaré el mejor promedio y verá el loco ese por haberme reprobado.



Y entre estas noticias, mi casera me ofreció cambiarme de casa. Dado que soy tranquila y nada de fiestas aquí (He evitado hasta el cansancio que las hagan acá, porque si no, adios imagen). Es un departamente más grande que el mío, donde me encuentro ahora, y lo mejor, me lo deja al mismo precio. Es ua ganga. La verdad que estos caseros que me tocaron son a todo dar.



Siendo así que Julio, después de todo, no acabó tan mal. Estoy viva, y mis seres que adoro están bien. Lo demás, es sólo extra.



Gracias por leer. Besotes